Hace días llegaron rumores del sur de Tuercespina sobre una nueva enfermedad muy contagiosa. Al parecer la tripulación del barco que las transportaba falleció, y también algunos mercantes de Bahía del Botín que estuvieron en contacto con unas extrañas cajas. A pesar de la virulencia de la enfermedad y de su capacidad de propagación, consideraron que se trataba de un hecho aislado.

En los días sucesivos aparecieron nuevos brotes de la enfermedad en pequeñas poblaciones colindantes, siendo testigos presenciales de horrores inimaginables. Los cuerpos sin vida de los fallecidos se levantaban de nuevo convertidos en monstruos de una crueldad insondable.

Bestias pútridas que no mantenían recuerdo alguno de sus vidas mortales intentaban devorar a sus seres más queridos. Los relatos de los supervivientes eran estremecedores, imposibles de creer hasta que lo hemos visto con nuestros propios ojos.

Posteriormente la situación se agravó mucho más allá de lo que todos habíamos podido imaginar. La enfermedad se propagó por todas las ciudades a través de sus ciudadanos, insectos y alimañas sin hacer distinción alguna. Algunas poblaciones sufrieron episodios apocalípticos donde la totalidad de su población fue infectada. Cada día que pasaba la enfermedad parecía propagarse con mayor rapidez y no había suficientes sanadores para combatirlo, pues los ejércitos de no-muertos aumentaban con cada ciudadano o soldado que caía defendiendo nuestra tierra.

Los emisarios del Alba argenta están haciendo un llamamiento general desde las ciudades más importantes de Azeroth. Confirman que la Plaga ha regresado con un ejército más numeroso que nunca, que el Rey Exánime ha vuelto! Están reclutando a todo hombre o mujer capaz de defender nuestra tierra y piden que todos los voluntarios se presenten en la Capilla de la Esperanza de la Luz. Parece contradictorio abandonar la ciudad en estas circunstancias, aun así, un grupo improvisado de hombres y mujeres partimos hacia las Tierras de la Peste con la esperanza de aunar nuestras fuerzas contra la Plaga.

A la salida de la ciudad vimoso algo realmente estremecedor que nos sumió a todos en un profundo pesar. Una ciudad flotante de la Plaga conocida como necrópolis sobrevolaba frente a las murallas de Ventormenta. De ella emanaba un zumbido penetrante, su presencia era del todo intimidatoria, desafiante, una demostración de poder y un presagio de que los ataques a la ciudad eran sólo el principio de una gran ofensiva… Que la Luz nos aguarde!